viernes, 16 de febrero de 2007

Instantes en un extraño e innombrable sentir

Es aún temprano para lo que solía vivir en medidas temporales, mundialmente aceptadas y conocidas. Son las 3 y media de la mañana, hace varios días que no escribo. Ignoro qué día ha sido la última vez, pero esta vez trataré de describir en pocas palabras lo que es encontrarse en el estado en el que me encuentro en éstos momentos. Trataré por enésima vez el describir ésta sensación.

Seguramente debe tener un nombre que en mis incontables océanos de ignorancia no existe. Justo en éste instante, se han cumplido 31 horas sin dormir y la cercanía a esa tierra alfombrada de lirios acariciada por dedos de brisa decembrina que se entrecruzan por caminitos de tallos velludos que se asemejan a mi cama, lentamente desactivan aquello que en otros momentos llamo cuerpo, mientras que a esas misteriosas relaciones y pseudo-operaciones que se llevan a cabo en nosédónde, pero que debe ser en el cerebro, se vuelven cada vez más abstractas y aparentemente incomprensibles, pero en verdad todo es tan obvio por los olores emitidos por las imágenes, que los sonidos no tendrán necesidad de sonar para que sean escuchados o leídos, su sabor es inconfundible. Sabe como a hierro o mercurio al olerlo.

Alguna vez habrás tenido una sensación similar cuando llevas mucho tiempo sin dormir, tu cuerpo pida descanso, te niegues a ello, pero la carne pueda más a través de sus subterfugios y mañas que no oímos pero que sabemos que ahí están, recordándonos que somos animales y que la naturaleza siempre ganará, por mucho que la quieras vencer, siempre te engañará haciéndose dominada. Y en verdad, ha dormido y casi que inmovilizado tus extremidades. No las sientes sino cuando llegas a tener conciencia de ellas, de lo contrario, sólo existe lo que esté en actividad. Las digresiones es la forma propia de los pensamientos en éstos momentos. De repente algunas sombras te pasan por los lados, como me acaba de suceder al escribir las dieciocho palabras que acabas de leer anteriormente; no sabes qué mierda son, pero no importa, no sabes si estás dormido o despierto a ciencia cierta. De la misma manera, el reloj de pulso atraviesa maderas de escritorios y mesas de noche en que lo coloques. El castellano se ha vuelto un lenguaje tan ambiguo que comienzo a dudar de la escritura de muchas palabras, así mismo, sobre la coherencia y concordancia de todo ésto. Orden, sentido, significado, ¿hay algo aquí? A lo mejor un cierto placer que da el saber que mañana tienes clases, quieres dormir y a la vez no, porque quieres seguir incoherente y palpar la duda de tu ser un poco. Sabroso masoquismo momentáneo.

Así pasa vale, ¿nunca te ha pasao que te has sentío así?

(no soporto el peso de mi humanidad, me espera la playa)

1 comentario:

fliba dijo...

La verdad es que si me ha pasado

tuve
que leer tu blog con algo de macoña enla sangre para hacerle sentido a eso que escribiste
tal vez solo se puede entender con el cerebro alterado tambien

que cuático.

cada palabra está tan bien puesta!
me gusta como escribes angelo.

aaaaa
un besooo!!!

un abrazo que salte países
un abrazo que viene desde el frío del otoño que recién empieza blablabla
:*


te quiero

(en una extraña forma de no verse, pero te quiero)