domingo, 20 de abril de 2014

Nostalgia

Supongo que será la melancolía de cada domingo: despertarse, ver que tu vida ha pasado, ha sobrevivido una semana más frente a tus ojos, te comienzas a preguntar por el tiempo, y el espacio, naturalmente si has sido partícipe de ella a través de tus decisiones y esos cambios ligeros que presencias en otros lugares que no se mueven, al menos yo no los percibo, nada pasa. Mirar atrás se ve como el único acto que tenemos, el recordar se vuelve una acción contemplativa mientras todo para nosotros cambia: el cuerpo, las condiciones de vida, la soledad... El afrontar el mañana se vuelve una realidad material que conformará nuestros nuevos recuerdos que repasaremos con nostalgia, con la melancolía del instante que pasó y que no se volverá a repetir, dejando algo atrás que jamás acapararemos siquiera con una mano de la mente. A veces creo que es parte de lo que me gusta llamar, el sentimiento de domingo, el encuentro del ayer y el mañana, en el hoy, que se acaba. Caminar sin mirar atrás es a veces una consigna de vida inscrita en nuestros pasos que no encontramos paralelos en otro momento diferente al domingo, que aprovechamos para voltear, mirar, y seguir adelante con el paso acelerado, intentando no distraernos, pero para personas como yo, es algo casi imposible, el no distraernos.