jueves, 20 de diciembre de 2007

Degenere Filosófico

Algo escrito de uno de mis amigos más cercanos, William Alvarez, que un día aburrido, hizo esto, viendo que le había gustado su creación, me dijo "copia y pega en tu blog":


Manifiesto del Degenere

En el presente ensayo no tengo ninguna intención de concebir algo respecto a la sanidad, es decir, el arte de ser sano y puro. La sanidad se a tornado como el arte cotidiano de vivir, sumido, en el pequeño mundo, en la dimensión estética de una vida que solamente se concibe en una dirección , la dirección del bien, pero, cuando el ser, el sujeto, los instintos, están encaminados en la vía contraria a la sanidad, por lo tanto, y, se da una negativa a esa vía directo a la sanidad, me pregunto ¿ no se estaría guiando negativamente y trasformando el orden natural de una dinámica supuestamente dedicada al abuso y descontrol de todos los patrones normales? La respuesta no resulta pues, algo que responda todos los interrogativos del caso, si bien, Parmenides se refiere al peso, como lo negativo y a la levedad, como lo positivo. En este caso para unos, el bien puede ser su virtud, cosa que no le discuto y además, la vida puede ser para ellos la línea a seguir encontrando todo lo contrario en la vía negativa, lo no deseado y pensable.
Para otros, lo negativo deja de ser un tabú, convirtiéndose en ese modelo de vida inmoral, restringido por la moral ortodoxa pusilánime de restringir al cuerpo todos los desechos sociales inmorales posible; el cuerpo debe en su fin, saciar todos los apetitos intrínsecos que éste corresponde en su afán de encontrar la armonía con la naturaleza y los estados mentales. No pretendo exponer una filosofía del degenere y la corrupción espiritual, no es mi motivo, no lo busco, no obstante, los modelos sociales actuales de comportamiento entre mas restrinjan los placeres que el cuerpo requiere, afirmo; no todos los placeres presentes son, los alicientes del gusto. De esos placeres que hablo redundan, en los creados artificialmente por la sociedad. Mi intensión es devolver al cuerpo su principal papel, la sublimación energética para que este libere a la mente y vivan los dos unidos con lo real, formando de esta manera la trípode armónica de la paz y convivencia.

domingo, 7 de octubre de 2007

Estoy tumbao

Pensé que iba a colapsar de la ira. Supuse que la mejor manera de desviar la reacción de esa acción era clavándolos, pero con un pico de una pancha de medallo en el cuello y que sientas palpitar tu yugular con el filo del vidrio, raspándote la piel, varía las cosas. El blog puede servir.

Ambos medían de 1,58 a 1,64, morenos, delgados, entre los 50 a los 60 kgs., con edades que podrían ser 20, 24 años, quién sabe. Yo: una masa de carne avaluada en 105 kgs., extendida 1,90 metros, con problemas de ira -en este momento, poco controlables.

Bien, la historia, para no repetirla por enésima vez desde las 4 y media de la mañana, fue simple: iba caminando por la biblioteca Distrital, escribiendo un mensaje de texto, hasta que éstos sujetos se me pasaron por el frente, y se me encaminaron de espalda, el resto es "quédate quieto y entrégalo". Los miré a los ojos desde que venían de frente, me parecieron hasta amables, nunca me imaginé que me atracarían, porque nunca había pasado antes en mi vida. Lo que me dije fue: "estos manes están es chapetos y como casi todo chapeto, deben ser hasta amigables". Todo lo contrario. Pareciera que no aprendiera en NO confiar en la gente tan rápido, pero bueno. El sonido de la botella que llevaban en la mano y que quebraban en ese instante me alarmó, hasta que vi la sombra del pequeño muchacho que saltó y se me prendió del cuello. Ha podido ser fácil, únicamente voltearme y romperle la nuca, pero cuando quise hacerlo, podría ser un suicidio, el pico ya estaba en el cuello. Está bien, siento la rabia más grande del mundo, pero tómenlo, se les devolverá en la vida. Cállate que sino te corto. El otro muchacho lo tomó, lo apagó y simplemente salió corriendo, mientras que el pequeño que ya estaba raspándome el cuello como a un cerdo en el matadero, me soltó y corrió tan rápido como pudo, sin darme la espalda. Debajo de unos palos estaba otro, que le chifló y le hizo seña hacia un callejón. Un butifarrero fue el que me más me atemorizó por semejante cuchillo que compite con el de los carniceros. Pasaron por el frente de él, y no supe si estaba de mi lado o no. Cuando sentí la maldita sensación en el cuello, de que algo molesta, y se te quiere volver un chibolo, cuando sentí esa casi olvidad sensación de que no te palpita sólo el párpado del ojo derecho, sino el del izquierdo también, salí a perseguirlos. Hijueputas, regresen esa mierda! Buena esa héroe, casi que te cuesta la vida. "No vengas para acá, que vas a tener es problemas, oíste?" Me importa un carajo. Todo iba bien, hasta que el que se veía más amigable me muestra un revólver, pero el del pico en el cuello, me saca un puñal de algunos 40 cms. Mierda, no voy a dejar que me corten por un celular. Bien, saca el chip de ahí y déjenmelo en el piso. No -dijo el del pico, pero me lo tiró, con el resto de la botella y las esquirlas se me regaron en el cuerpo, y ellos seguían corriendo. Me metí por el mismo callejón mientras que bajaron la velocidad y me apuntó (el amistoso) con el revólver (que estaba cargado, que era lo peor, ya que se podía ver el opaco del plomo a través de la manzana), a medida que desarmaban el celular y le sacaban la tarjeta. Ahí empezó la correndilla mayor. A quién quería engañar con eso de que el celular no valía la vida? La rabia que sentía era superior a toda esa filosofía barata. Una cuadra de persecusión después, en el Socorro, Plan 50, encuentro unas personas bebiendo en la terraza de su casa, donde quienes llego, aún con la hijueputa palpitadera del ojo izquierdo, y pido el teléfono.

-Aquí no hay teléfono mijo, qué pasó?
-Señor, es que me acaban de atracar y quiero llamar a la policía.
-Qué te robaron?, -dijo el que estaba más borracho, quizá.
-El celular.
-Quiénes?, -dijo otro que estaba ahí.
-Un par de muchachos que se acaban de venir corriendo por acá. Por favor, préstenme un teléfono.
-Ah sí, nosotros pensamos que era un pelea cuando oímos la trifulca, también que el butifarrero iba a cercenar al que fuera -me respondía una muchacha de las que se paró a ver.
-Ven y siéntate muchacho, que ya vamos a llamarte allá -me hablaba el viejo con el que hablé primero, con un tono que se me hacía incomprensible, como el de todas las personas, e incluso, los rateritos.

Al entrar, el más borracho de todos trata de alegrar la cosa: eso se quita con un trago! Sírvanselo! Incluso, hasta me sacó una sonrisa en medio de la ira. Narré la historia, todos viéndome el cuello colorao, esperaron hasta que el más chapeto de la fiesta dijera: "nojoda, si necesitas un revólver, yo tengo uno!", para que el viejo, y otros dos añadieran: "sí, acá hay uno", y "yo también tengo otro acá". Lo que menos quiero es un tiroteo, o cosas de armas, respondí después de tomarme el trago y tratar de distraerme con los videos de música africana. Me azaré al ver esos revólveres. Se me vinieron a la mente episodios catastróficos presenciados, en los que esa combinación ha dejado problemas y tragedias. Diez minutos narrando la historia y hablando del puto celular que ya estaba a punto de tirar la toalla, entra la llamada al 123. Explicando la cosa y exponiéndole al polocho, aparece una patrulla quince minutos después. Quince minutos en los que yo hubiera podido dormirme si hubiera hecho parte de esa "gran hazaña", haberme metido en cualquier casa y ya. Quince minutos en donde hablábamos del descaro de los "pelaos", dejándome la Sim en una paredilla, y de que con el cuerpo mío, no hubiera hecho nada, y bien, las cosas no son fáciles cuando tienes un pico de botella raspándote el pescuezo. Sentía tanta rabia, que de momentos me era ininteligible reprimir esa ira. Uno, dos... cuatrocientos cincuenta y ocho... Aún me palpita, pero menos, respiro hondo, pero bien, "riéndome", de las cosas que tenía el celular, y que nuevo podría costar algunos 80, pero que de segunda y en el estado en que estaba, no darían ni 30, me aliviaba el hecho de que los videos presentes en ese tipo de celular, son intransferibles a otro medio, por lo tanto, la única manera que podrían comprometerme, sería que recargaran el celular cada veinte minutos, vieran los videos, y ya, pasarse el aparato entre quienes quisieran ver, porque de las fotos, no me preocupo, hay es algunas de Boris (el de Turbaco), Jenny, Araque y no me acuerdo qué más. La patrulla aparece, los policías tienen más cara de sueño que yo. Pierdo mi tiempo explicándoles, dicen que regresaran, pero nunca lo hicieron, esperé hasta que los que estaban en la casa se aburrieran de querer emborracharme, hasta que despertaran a los vecinos de al frente, quienes eran familiares, los de al lado, se robaran un queso (los jóvenes), cantaran en medio de la calle, se bañaran con el hielo de la botella, y que al final, discutieran y saliera el sol. En todo ese tiempo, el vello del cuello seguía erizado, y sólo me palpitaba el ojo derecho. Parpadeaba y me asustaba porque fuera a quedarme ciego, o algo así, empezaba a ver borroso y blancuzco a veces. Lo mejor era olvidarlo con el chiste del queso y el de la flatulencia del anciano. Y rezarle a quién-sabe-qué, para que no apareciera la policía en esos momentos, se estaba llevando a cabo un espectáculo público, o algo así.

Escuchar rock y metal es malo. Beber es malo. Por eso es que estoy así y por eso es que nos tumbamos el queso de la evangélica que vive al lado, un holandés.

Eso me repetía una y otra vez entre risas con el que más hablé. Sentía vergüenza por aparecerme en una fiesta ajena. Pistolas, teléfonos, ron, shows, comida, policía, todo apareció en una hora. Pero la ira no se me desapareció.

Al final, agradecí a todos por su amabilidad y cogí el mismo camino que había recorrido en sentido inverso.

Nunca me habían atracado. Había presenciado otros atracos. Me habían intentado atracar, pero todo era frustrado, empujones, trompadas, etc., ninguno armado, ningunos tan idiotas. A ver, en mi billetera, tenía 240 mil, que me habían pagado por arriendo, también tenía 2 grs de perico que no sé a quién se lo guardé una vez hace ya como un año, y todavía no me había deshecho de él, hasta ahora que lo acabo de botar; también tenía mis papeles y demás, que son útiles para falsificación. En un bolsillo tenía Paroxetina (recetada) que puede ser agradable si en verdad no la necesitas, un buen sedante. En otro, tenía un reloj que tiene agenda para guardar números (in) útiles como el 123. Y en otro bolsillo, tenía un reproductor MP3. Entonces, por qué verga se antojaron de un celular viejo, sin cargador, sin chip, rayado, abriéndose por la mitad, y con problemas de señal? Antojaítos los nenes. Mi vida pudo costar esa mierda, pero a mi ira no le importó. Me vale tres tiras de mondá si se los quieren enterrar por el culo o si se lo quieren empujar a algún marrano por el precio que ellos deseen, al fin y al cabo, ya iba a cambiar de equipo, pero tenía videos y fotos ahí guardadas que no podré tomar otra vez en aquellos momentos. En la casa donde me dieron ayuda, me mamaban gallo diciéndome que me habían hecho un favor, a lo mejor ellos se embaucaron verdad, estoy tumbao, es el caso, pero ahora que lo pienso, en verdad no mucho, tengo el chip, y es Tigo, como tiene que ser, jajajajaja, bueno, en realidad es Ola, pero ya está, jódanse con su celular y disfruten los videos, al igual que les guste la verga que sale en la foto número 48, al fin y al cabo, es la mía, me la tomaron desprevenido en una payasi-fiesta, disfrútenla, como al celular, que me lo quitaron desprevenío.

Ah, y por si quieren saber también, la de la foto 61, es un burro copulando en Turbaco, la que sale en la 62 es el semen que gotea de la vagina de la burra y la de la 13, por si no la entienden, es el ano de un transexual en el Colegio Departamental (ellos o ellas se prestan pa eso). La 14 son las tetas del mismo travesti inyectadas con manteca (aceite Z). Creo que por la 30, o una vaina así, están las de David y Alex, espero les gusten. Y bien, por la 20, las tetas que se ven oscuras, son las de mi amiga Luisa, espero que se echen todos los pajazos del mundo viéndolas, por si no consiguen unas verdad, a ella le gustará igual sentirse morboseada o deseada en ese modo idealizado.

Suerte, engrosé la lista y el promedio cartagenero que habla de 8 de cada 10 personas, quienes han pasado por robos a celular. Gózenlo, pónganle los tornillos que hacen falta en la parte donde encaja la batería, de lo contrario, se les saldrá la tarjeta. Al teclado no le sirve el 0 ni la tecla C. Suerte en conseguirle esas partes. Ya es suyo.

martes, 18 de septiembre de 2007

Recetario costeño

Es difícil determinar un recetario para la Costa Caribe, tanto como el uso del término Colombia es delicado, por eso casi nunca lo pronuncio: es tan indefinido... Por lo tanto, me limitaré a enunciar aquellas cosas que he ingerido y oído en el Caribe, sin que por antonomasia sea Colombia.

Desde hace mucho tiempo (no te imaginas cuántos años) he pensado en esto, pero hoy, que cuando le pregunté a la vieja Rosa (la señora que vende almuerzos y arma un minirestaurante a punta'e tenderetes a 3 cuadras de la casa) por el corrientazo del día, me respondió diciendo que me tenía una sorpresa: "niño, hoy hice pescao frito - mojarra, y sancocho'e bocachico". Nojoda, dos clases de pescao en un almuerzo, uno de mar y otro de río, hay que tener una cama cerca para los próximos 30 minutos, porque luego, puede ser demasiado tarde. Es raro, pero ya casi no se come pescao en Cartagena, la misma Rosa me lo dijo: "mira Clara, como se le abren los ojos y se ríe el muchacho, ya lo teníamos aburrido de tanto ACPM". Arroj, Cagne y Plátano Maduro, o en su defecto: tajás. "Rosa, amurállalo bien con yuca, que ya no voy a trabajar esta tarde y si tienes, échale un aguacero de suero a esa yuca". Semejantes fuertes no se ven en Cartagena sino el de San Felipe, porque el único con utilidad está en Bocachica, donde la gente come carne en ocasioses especiales, al igual que pollo. El mar es el rey, y el cerdo el virrey, andan por las calles como cualquier elemento indispensable en el paisaje. Cada ser tiene su tipo de preparación, incluso los humanos mismos, no en vano vivimos 12 años en escuelas. Las cosas salen bien o mal, quizá simplemente insípidas o condimentadas. Pero cada lugar tiene sus maneras. Reducir en unas letras 120 mil kms cuadrados del Caribe, es imposible, pero solo de desquiciados 1'148.142 kms cuadrados en una palabra.

Ni siquiera quiero intentarlo, pero unos apuntes pueden ser útiles a la memoria colectiva. Para aproximarse a lo que podría ser un listado de preparaciones regionales dicen que nada mejor que una abuelareferencia. En estos días y otros pasados, en los que me ha tocado cocinar mucho, mi abuela ha sido como una luz para mi fogón, ya que hay ciertas cosas que la experiencia tiene que no podemos improvisar. No todas las abuelas cocinan bien y saben hacerlo por el simple hecho de serlo, aunque en el fondo siempre queramos creerlo. Afortunadamente, mi abuela es una gran cocinera, que, incluso, dictaba clases a muchachas recién casadas o que quisieran tener la barriga contenta de sus futuros maridos y cosas de ese tipo, ya saben, eran aquellos tiempos de los abuelos. En la casa de mi abuela he econtrado un libro con un nombre muy particular: Cartagena de Indias en la Olla; tiene más de treinta años, pero según mi abuela y según El Universal, su autora: Teresita Román de Zurek, publica casi anualmente una edición, en que revisa las recetas y agrega otras, y así, así, así, así... Bien, este libro tiene un defecto (para principiantes) que a pesar de que la vieja Adelina (mi abuela) me hizo la advertencia, tuve que darme cuenta por mí mismo, y ella también al recibir más de 8 llamadas en un día para preguntarle de lo mismo. Es que, de repente aparece el nombre de la receta, luego los ingredientes, y abajo, en un párrafo -apenas de la longitud de los ingredientes, te "explican" el proceso. Afortunadamente -otra vez, veo términos familiares: ponchera, palangana, batea, exprimidor, champeta, suero, mantequilla, etc. La vieja Teresita (en la edición de 1976) es parca, abuela tiene razón. Y lo era más en la edición del '62, que también encontré donde abue'. Allá también encontré un libro sobre cocina árabe. Me dió nostalgia, porque me acordé de un par de amigos árabes y porque resulta ser uno de nuestros orígenes que quién sabe en qué momento se ha vuelto algo oculto, como el africano e indígena; también me di cuenta que muchas de las cosas que consideramos cartageneras y/o costeñas, son en realidad árabes: quibbes, tahine, crema de ajonjolí y parece que hasta el mismo jugo de corozo.

Las abuelas siempre nos muestran cosas del pasado, cuando aún nuestra existencia era solo un chiste y ni siquiera imaginada, mucho antes de que el azar nos trajera al planeta y al lugar que habitamos, nuestros abuelos tienen memoria de esos vivires y quehaceres, la mayoría de las veces (para nuestro coterráneo caso) muy diverso al nuestro, y si queremos hablar de comida, son indicados.

En todos los lugares del Caribe colombiano en que he estado, me he dado cuenta que siempre hay una variación, sabrosa o no. Son siete departamentos en los que puedes comer galápago bajo el mismo término y diferente especie animal, así, por ejemplo, en las poblaciones ribereñas del sur de Bolívar y Magdalena, un galápago es una tortuga de río, mientras que en el Norte del mismo departamento del Magdalena, o en la costa sucreña, ésta sea una tortuga marina. Aunque en Ecuador podría ser el nombre de un famoso archipiélago también. Cosas del lenguaje.

Ya sin más cuento, anotemos algunas cosas que creíamos o pesábamos que eran solo leyendas, o no eran comestibles, o que sólamente parecen quedarse en el olvido. Menos mal, hoy en día es posible estudiar cocina cartagenera en el Sena, que está fundamentada más que todo en lo dulces.

AVES

-Pato-yuyo al horno con vino (quién sabe cuál será ese condenao pato, pero se habla mucho de su sabor en la región de la depresión Momposina. Según me han descrito los ancianos del pueblo, todo apunta a que es la misma especie llamada en otras latitudes pato canadiense)
-Garza'el ganao (no hay sabana ni lugar donde se críe ganado vacuno, principalmente, que no hable de este animal frito, asado, sancochao, etc.)
-Tortolita (¿quién en su infancia no las cazó o acaso no las fritó o preparó con huevo? Los ancianos dicen que es sabrosa en sancocho).
-Paloma (obviamente que es otro pollo)
-Sopa de pichón de paloma (no hay anciano mágico que no hable bellezas de este caldo)
-Cocá.
-Guacharaca.
-Guacamaya (sólo se lo he escuchado a personas que han transmitido las historias de secuestrados, guerrilleros y cosas de ese estilo, que ven en el monte y no hay más animales que este pajarraco que tiene la carne azul y todo eso).

MAMIFEROS

-Mico (dicen que son tres ó cuatro especies las que son buenas al paladar; en el Cesar he escuchado del tití, y acá en Bolívar, del aullador y el colorao).
-Chivo (todos sabemos que en la Guajira, a este animal no le botan ni los ojos)
-Guartinaja.
-Zahíno.
-Delfines marinos (todo indica que la gente siente repudio ahora por comer este animal, el método de su preparación se hace ya casi irrecuperable; deben haber muerto casi todos los viejos que sabían)
-Manatí (el animal de las siete carnes. Debido a estar casi extinto, es solo un rumor)
-Burros (del algún lado sacan las butifarras y a algún lado van a parar la cantidad de burros que por vejez y demás misteriosamente dejamos de verlos)
-Caballos (otro ingrediente butifarrero)

REPTILES

-Iguana (aún se consume en grandes cantidades el huevo, quién sabe por qué no cogen la misma que dejan estéril, para hacer un guiso).
-Tortuga de río.
-Tortuga de mar.
-Culebra (sopa de boa y parece que de la especie guardacamino, también hacen un buen pebre).

FRUTOS MARINOS

-Jaiba (al igual que el cangrejo, ese viejo dicho que nos ponía a pensar sobre la inmortalidad de dicho crustáceo está más cercano al mito que a su existencia significativa, cada vez vemos menos cangrejos y más pequeños)
-Pescados: la lista es larga de los que se comen y los que no, su preparación y la forma de deshacernos de ellos, es tan extensa, que habría que ser pescador y publicar un libro dedicado únicamente a eso)
-Ostras (los viejos dicen que se las comían, hasta que hoy se encuentran casi extintas y pocas veces vemos ya caracuchas en las playas. Sólo está otra especie comestible que consiguen en los mangles)

OTROS

-Queso de leche de burra.
-Arroz con mango (en Mahates/Bol. existe).
-Dulce de icaco (sólo queda un icaco en Cartagena)
-Boli de aguacate.
-Merengues.

Espero que la lista crezca y cualquier lector ocasional (tan ocasional como ésto) agregue vainas que ha visto y/o ha escuchado en algún rincón del Caribe colombiano; fuera de los plátanos en tentación, friche de chivo y demás cosas que ya tienen suficiente vida en los libros y, más importante aún: en las tradiciones.

jueves, 7 de junio de 2007

Recursos


Shiva, necesito tu ayuda mediante algunos favores, ya sabes, ciertas cosas del tiempo y el espacio, el universo (...) Tú me entiendes, sólo será por unos meses.

viernes, 13 de abril de 2007

El señor Cangrejo

Hubo un momento de mi vida en el que sentía cierta angustia por mi destino. El descubrimiento del señor Cangrejo inspiraba visiones de mi futuro. Nada alentador en esos días cercanos a la graduación y finalización de una extraña etapa de la vida que poco entendí y poco me agradó, sin decir el odio hacia la falta de libertades y expresiones, existentes en la mayoría de hijueputas colegios. Siempre deseando salir, para ahora extrañarlo de momentos, pero claro, muy nostálgicos, porque apenas que recuerdo los horarios, el régimen conservador y republicano rancio que parecía o parece no haberse superado 200 años después, no puedo dejar de darle gracias al tiempo por haber transcurrido y ser el que es en esta medida: marzo del 2007.

He vacilao en escribir sobre este personaje porque cada vez que pienso en él, algo nuevo se me ocurre y algo nuevo, que es viejo, me recuerda. La forma como pensé que iniciaría y finalizaría este escrito difiere mucho de la que tengo ahora en mente, a pesar que no me acuerde de los dos anteriores minutos que dediqué -casualmente-, en dos oportunidades a distraer los dedos escribiendo sobre este crustáceo. Generalmente no pienso en principios ni fines, mucho menos estructura alguna, pero con esta jaiba ha pasado algo completamente distinto, más afuera que fuera, de lo normal, y por los cambios en la marea, he llegado hasta por acá, a contar del señor Andrés.

Bien, ha pasado cerca de un mes desde que redacté las últimas palabras en este artículo. Cerca de dos meses desde la última publicación, y ahora que reviso, encuentro una coma al lado de la palabra Andrés, en el párrafo de arriba, indicando que esta mierda sigue inconclusa, que iba a decir algo que ya no me acuerdo.


Por estos días he estado pensando muchas idioteces propias de los humanos que se encuentran en aquél punto incierto que varía entre aislamiento y soledad a pesar la compañía, el regocijo y blablablabla. Inconclusa a pesar de eso y analizar más a fondo sobre lo que sabemos de este personaje, puede alterar un poco más las errantes direcciones de algunos de mis pensamientos.

Si mal no recuerdo, la última vez que dejé traté de erinquecer o empobrecer este escrito, fue interrumpida por una llamada telefónica:

-Buenas tardes, habla Marta Carrasquilla (creo que se llama así, todas y todos los operadores telefónicos tienen nombres parecidos, sino son, los mismos nombres). Llamamamos del Banco Caja Social, preguntando por...

-Sí, sí. Pero él con mi prima ya no vive aquí hace tres años, y desde hace tres años, están ustedes llamando casi diariamente a preguntarme lo mismo, que si se los puedo comunicar, y pidiéndome su teléfono todos los días.

-Disculpe señor, ¿pero usted no sabe su número teléfonico, o algún lugar donde podamos contactarlo?

-Claro. Alguien puede dártelo.

-Ah, qué bien. Dígame por favor, si no es mucha molestia.

-Tu maldita madre. Ella es la que va a darte el número de él, o la maldita madre de la hijueputa persona que los pone a ustedes a estar llamando acá. Siempre nterrumpiéndolo a uno con la misma llamada de mierda, ya estoy aburrido de esa mondá, y si vuelven a llamar, vuelvo y les digo la misma mondá, nomejoda, pa' que vayan a joder a su hijueputa gente, partida de charrúas.

Después de eso las llamadas no han cesado, tampoco aumentado, pero ya va un mes respondiendo con el mismo sermón de la llamada y no parece tener efecto, seguramente tendrán a un ejército infinito de operadores acostumbrados a estas respuestas, por lo tanto, invencibles, y dentro de su cotidianidad, comentar tonterías de este tipo, no hace parte de una conversación amena, y, siendo un ejército infinito, cada día llamará uno diferente que para mí será el mismo, y en fin, fastidia. Hay que encontrar una solución a este acoso.

Como iba diciendo, no sé por qué me extendí recordando algo tan inocuo, pero total fue que cuando regresé al cuarto, me reí de eso y de estar escribiendo sobre el Señor Cangrejo y recordar sus vainas.

Es que, todo empezó un día cuando este misterioso ser llegó al salón arrastrando un esperpento que era mitad escaparate, mitad estante, pero que tenía apariencia de mesa. Esta llevaba un televisor de unas veinticuatro o veintiún pulgadas, un reproductor de DVD/VCD, un VHS, una mutación entre grabadora y minicomponente enrazado con consola de picó y otra serie de chécheres que formaban una especie de nido de paloma ahí por la cablamenta y otras vainas que se asemejaban a virutas.

-¿Quién es ese?

Pregunté yo no me acuerdo a quíen, pero me respondió:

-Es el señor Andrés, encargado de audiovisuales entre otras labores.

-Se parece como a un cangrejo.

Dije yo.

-Aquí le decíamos Don Cangrejo.

Preciso. No sé qué era lo que hacía recordarle a todos un parecido, un aire, con los cangrejos, jaibas, y otros crustáceos con que lo comparaban. Sólo los biólogos sabrán el porqué, pero no yo.

A él lo había visto por ahí deambulando en el colegio, en ocasiones lo veía leyendo el períodico y le pedía la hoja de los crucigramas, quien me la daba sin importancia alguna. Si tenía suerte, la posesión de la hoja de los crucigramas quedaba para mí egoísta y victoriosamente; si tenía suerte, repito, porque a veces si el acto imperado por el señor Cangrejo era percatado por las secretarias del plantel, era de forma inmediata prevenido:

-No vayas a hacer el crucigrama del periódico porque al rector le molesta.

-Pero si yo nunca lo lleno

-No importa, no lo rayes.

Siempre me hacía el marica, el que no sabía, pero eso era cuento viejo, ya que en algunas oportunidades que fui citado con el rector, y tenía el períodico en sus manos, le escuché decir algo como: "voy a tener que esconder el periódico desde temprano, yo no sé quién es el que se pone a estar rayando los crucigramas y le quitan la gracia". Afortunadamente contaba con la alcahuetería de las secretarias, quienes siempre andaban de buen genio, como yo. Y claro, del señor Andrés, a quién nunca parecía importarle realmente nada.

Así era mi relación con el Cangrejo, cosas simples y sin importancia que aquí he tratado de extender a través de lo que las palabras permiten: cinco minutos, intercambio de miradas y palabras rutinarias: eso era todo.

Para el día que el señor Andrés regresó al salón con los motetes "audivisuales" (debido a que el supuesto salón para dichas actividades estaba en remodelación, así fueran dos años para eso), había regresado del otro salón que cursaba el mismo ciclo, trayendo consigo implícitamente el rumor que se convirtió en leyenda sobre ciertas proyecciones pornográficas. Implícitamente porque no lo dijo él -nunca hablaba-, pero en el trayecto, los pelaos llegaron con noticias de que el señor Andrés los había dejado ver una película porno en lugar de una sobre los mensajes subliminales que tocaba ver, luego, que la película era de Andrés y estaba por equivocación en el VHS y el documental estaba en formato DVD. En realidad, no recuerdo, pero captó mi atención. Había algo entonces en el personaje menos conocido y menos popular, quién sabe si menos querido como sisquiera odiado, del colegio. ¡Mierda!, ¡este hijueputa crustáceo tiene su historia y quiero saber qué es lo que es! Casi en la mitad del año, me enteré del nombre y el apodo de este personaje que siempre me abría la puerta en la mañana al entrar al colegio, me pasaba los crucigramas, y me faltoneaba a veces sí, a veces no, al llegar tarde.

Siendo costeño, es difícil vivir sin sobrenombres o de llamar las cosas por su nombre (si se conocen), o en su defecto, inventárselo. Hay pocos a los que no les agrada mucho esta práctica mamagallística, y por ser así, son a los que más joden; en Barranquilla les dicen cachacos, o comparan con estos, pero bueno, a veces somos amonestados por nuestra misma gente o familiares. Yo como no iba a ser la excepción, tiré el lance como a cogé jaiba' en el mangle diciéndole al Cangrejo, Cangrejo, para preguntarle sobre el mito de las porno. El se emputó, y me dijo: respeta, pero yo no le paré bolas y actuando como si no me hubiera dicho nada, como si no hubiera pasado nada, como si lo hubiera llamado por su verdadero y adecuado nombre, como si fuéramos amigos de toda la vida, sentencié a mi espina faríngea:

-¿Eche Cangrejo y qué? ¿Vas a azararte ahora? Echame el cuento bien de la película.

Cangrejo dijo serio, con una respuesta que afirmaría que se vengaría:

-Parece que habia material de ese tipo ahí y los muchachos vieron.

En esa combinación de tono y actitud, indescifrable e innombrable para mí, tragué saliva, me quedé callado, no le dije más nada y no pensé otra palabra más que: prepárate.

El Cangrejo es faltón.

Así fue. Las siguientes semanas el Cangrejo no me dejaba entrar si había llegado cinco o diez minutos tardes como de costumbre, ya no me pasaba el crucigrama en los recreos, y su sonrisa era de esas irónicas. El payaso era yo. No hay nada más sabroso que reírse de uno mismo y de esa actitud que a veces tomamos de dárnolas de perfectos, sobre todo el mismo deseo de realizar perfecciones, incluyéndonos a nosotros mismos.

Una vez, no quería entrar a clases, y me quedé en el patio comiendo mango del palo que estaba al lado de unas gradas. El Cangrejo me pilló:

-¿Ajá y tú qué haces aquí? Bájate de ahí y entra a clases. Vete para el salón, que ya se acabó el recreo y me va a tocar decirle a la seño' Isabel (el legendario y mítico Ñame).

A un congreso de vendedores que fui hace miles de años, el conferencista repetía cientos de veces la oración"el buen trato y la atención es lo que vende". Y es cierto. En esa resumida frase hay cientos de hojas que tratan sobre el consumo y los factores que lo favorecen. Quién sabe por qué pensaría que eso me salvaría de las muelas crustáceas de Andrés, pero de que se consiguen cosas siendo amable y todo eso basado en eufemismos e hipocrecías, se consiguen:

-Andrés, mi vale, cógela suave, tú también fuiste pelao igual que yo (véase apelación a la piedad y la emotividad en los discursos falaces, Irving Copi). Ahora viene matemáticas y a mí no me gusta esa vaina ¿eche, no habían clases acaso que no te gustaran? Además, tengo hambre y no tengo plata, vi unos mangos acá que se van a dañar si nadie los coge. Eche, ven y cómete unos.

No había dejado de ser yo mismo, pero al menos traté de no mamarle gallo.

-No, esos son del Ñato. Ven, bájate de ahí y ándate para el salón.

Y claro, dejar de mamar gallo es una tarea difícil, cuando no, imposible:

-¿Eche Cangrejo y qué vale? Súbete un rato y cógela suave, pareces un viejo.

Y trae también sus consecuencias, obviamente:

-No. Bájate ya. Voy a llamar a la seño Isabel.

-Ya, ya, ya, ya, ya, siempre tienes que ponerte pesado, velo ve, ni por ser vale.

-Nada de eso, quiero mi trabajo.

Me decía eso mientras yo me bajaba de las gradas en ese condenao patio solo y él avanzaba, a poner las quejas viendo que no caía en razón. En el camino, entré al baño (el de las suculentas y otras anécdotas), y encontré a Rafa, el electricista, que estaba en el taller "marañeando" entre un poco de artifactos a mi entender, ininteligibles, secretos, embrujados, mágicos y dotados de poderes místicos a la vez de maldiciones y hechizos. Rafa era tronco de bien, y siempre me contaba sobre su vida y todo aquello que existía antes que yo: vida mejor, poca gente, más unión, más fiestas, etc. Me preguntó que qué diablos hacía ahí además de mear, y que porqué Andrés venía conmigo en una parte del camino. Yo le conté tan rápido como las narraciones orales permiten, sobre las conversaciones entre él y yo, al mismo tiempo que me parecía un misterio su vida. Rafa se echó a reír y me dijo:

-Andrés tiene más o menos la misma edad que yo: cuarenta y puya de años. Yo ya soy abuelo, tengo una casa, he viajado por el Caribe, rebuscándome, gozando y demás. Soy lo que soy porque he querido serlo así. A Andrés no le importa nada de eso, pasa haciéndose la paja en la casa de su hermana -porque él vive con una hermana-, manteniendo a veces a la hermana o al cuñado, de acuerdo a quién se quede desempleado, no tiene amigos, ni esposa, ni hijos, menos hijos, ni nada, esa es la vida que le gusta vivir a él. No le da verdadera importancia a nada, todo le da igual, esa es la vida que le gusta vivir a él.


-¿Y la plata que le pagan aquí? ¿Qué hace con ella? ¿Se la pasa por la espalda qué?

-No, nada, tú sabes que él no puede vivir sabroso mantenido donde la hermana, él me imagino que dará su aporte ahí y cogerá una parte para él, su ropa, películas de culeo y cosas así.

Pasó cierto tiempo después de que Rafaél me hubiera dicho estas cosas de Andrés para yo confirmarlas con el mismo Cangrejo. Por habernos reído buena parte de los pares de minutos que Rafa y yo hablamos aquella cuestión, no le presté la menor imporancia, hasta un día que, en el mismo orinal, Rafa empezó a vacilar a Andrés mientras yo me lavaba las manos:

-Nojoda Andrés, no perdonas ni los baños del colegio oye. Oye, eso es de los pelaos, ¿qué vas a ponerte a estar haciendo la paja aquí ah?

Andrés con una risa tímida, que recuerdan las mías, de esas que no niegan ni aprueban, no respondió nada mientras Rafa salía del baño que tenía allí mismo el taller donde laboraba. Me acordé de aquella vez que Rafa me comentó de la vida de Andrés y que, no obstante haberle prestado el más mínimo interés, el asunto me había quedado sonando (...)

-Andrés, ¿tú no tienes esposa, novia, ni nada, no vives con nadie? -Pregunté yo con el ligero presentimiento que te indica que estás a punto de saber algo que rondará tu mente de momentos.

-No, yo vivo con una hermana; ella vive con su marido y sus hijos ahí también. Eso de esposa y casarse ¿pa' qué? Si estoy arrecho un día, un pajazo y fuera. Me quedo viendo televisión todo el día en la casa, quieto, ahí se pasa por ahí. Mujeres, hijos, lo que trae es problema. Claro, que yo respeto, que ajá, quieran casarse y todo lo demás. No bebo, ni nada, no me gusta el ron ni la cerveza, nada de eso, fiestas, sancochos, asados, cosas así, a veces.

Al principio me fue un poco difícil descifrar si me estaba mamando gallo, o sea, se burlaba de mí como gran parte del tiempo lo había estado haciendo hasta ese día, o si era verdad, pero diciéndolo con esa frescura característica de las personas conformes, conformes con lo que les toca a pesar que no sea lo que deseen, o conformes con lo que son, porque así lo han deseado; quizá una forma de mantener su aislamiento y la gente alejada. A veces me pregunto todavía cuando lo pienso bien, pero era alguien extremadamente lacónico, que cuando simplemente quería complementar tu comentario respondía con la cabeza.Su lenguaje era como el del pibe Valderrama, tan breve y necesario, siempre me lo recordaba. Nunca sabremos a ciencia cierta qué será, y si entonces su puesto, de tan poca visibilidad, era entonces perfecto para sí. Lo que sí es cierto es que todo lo que me contó es verdad, porque lo confirmé con otras personas que trabajaban ahí y vivían por su casa: es verdad que pasaba haciéndose la paja, que vivía con una hermana, y el resto que él mismo me contó.

Es de esas vidas indescriptibles en mi vocabulario tan estrecho como mis conocimientos y saberes, pero es de esas que te dejan un extraño sabor en la boca mientras tratas de rumiarlas. como aquella que llevaba un tipo asesinado antes de ayer, hoy viernes trece, miércoles once de abril; un completo desconocido es baleado cuatro veces en la espalda en una tienda, y al parecer, lo mataron por error, no importa, el que hay que matar es a otro, no importa que haya muerto él, no murió al que buscaban, no volverá a suceder, y sin cargo alguno, porque dentro del contrato verbal entre tú y un sicario, esclarecen que si muere otro por error, no importa, una claúsula tácita del acuerdo incluye el asesinato del sujeto específico que no deseas en el mundo, así como estás, así que, no importa cuantos mueran, pero de que se acaba con el que es, se acaba. Un gaje del oficio al parecer acabó la vida de este muchacho, que apareció en una columna de un periódico cartagenero, al parecer su vida era de tan poca importancia, que no sale en primera plana ni ocupa más de la mitad del periódico y casi todas las noticias que este contiene, como cuando ocurre la muerte de un Papa, que son varios días, y hasta años hablando del suceso. Me recuerda algunos cuentos de Kafka. Ni yo me acuerdo de su nombre, porque hasta yo me estoy acostumbrando, como la misma Cartagena, a que la violencia se vuelva una cotidianidad en la ciudad, a lo mejor es porque hago parte así sea en la millónesima parte de la ciudad, y, porque tal vez esta persona no era "importante". Su vida, según el periódico, era "viviendo con sus padres, a veces vendía pescado en Bazurto, también cotero en el mismo lugar o mototaxista en ocasiones. Su pasión eran las máquinas traga monedas, comunmente conocidas como 'maquinitas', donde encontró la muerte". Algo así dice, pero preguntándole a sus padres por el acontecimiento, responden con la mayor naturalidad del caso: "él no tenía prolemas con nadie, pero su amigo José sí. Y ajá, lo mataron porque estaba de espaldas en la tienda". Que maten gente por ahí por equivocación es normal. Su vida era como la de Andrés, no sé exactamente en qué, a lo mejor sea el sueño de un día sin cerrar los ojos, no sé, que no me permite decir algo en concreto, pero algo hay.

Siempre hay excepciones y variantes, nunca hay un solo método y una sola manera. El señor Andrés me lo recordó y fue más evidente de lo que mi mamá había sido viviendo ella sola con la lejanía de su hijo más niño: mi hermano. Recorriendo el departamento, conociendo gentes y lugares, trayéndome historias fantásticas que me afianzaban las formas de vidas tan distintas como cada persona. La vieja mía se salía un poco de la tracionalidad, pero no anda del todo por la trocha, porque seguía siendo ambiciosa y otra serie de cosas. El señor cangrejo se salía de toda convencionalidad existente, de llegar a cierta edad, casarte con una esposa, tener hijos, vivir con tu familia, ser exitoso, -monetariamente hablando-, ser fiestero y amiguero, todas esas cuestiones que la sociedad te exige o te muestra como ideal: lo que tienes que ser y no lo que quieras ser. Para la época, el señor Cangrejo hizo preocuparme por aquello que debía cumplir y aquello que se desea ser, pero es porque entre el Cangrejo y yo no había mucha diferencia, lo único que nos diferenciaba fundamentalmente, o lo más notable, era la edad y el hecho de que él viviera con una hermana y estuviera empleado, es más, yo me veía como su sucesor en unos años, y me asustaba un poco el hecho de terminar así, con un estilo de vida, no diría que poco aceptado, sino más bien menospreciado, ¿por qué? Porque no es lo ideal. Hoy en día no tengo un estilo de vida ideal, que es lo mejor de todo y me alegra mucho saberlo, la ausencia de un "proyecto de vida", en el que planeas tu vida, cómo la vivirás, cómo la pasarás y hasta cómo morirás. Lo que sé es que tengo muchos proyectos mente para realizar, buscando siempre experimentar, en un camino de innumerables posibilidades, en donde lo importante parece ser hasta hora, mantenerte vivo y buscar los medios para tus proyectos. Es saber qué es lo que quieres, pienso, pero la sola idea de levantarte sin saber qué pueda suceder en ese dia, pero sin tanta inconsistencia, es tentativa y emocionante, por lo menos es lo único que me mantiene vivo.

Coño, ya estoy hablando es locuras, no sé ni qué es lo que he escrito ya, cule sueño, pero ya al menos al fin salí de este artículo pertubador. Aún perturba porque, sí, no es fácil concebir una vida "normal", a la que generalmente es menospreciada, y sea un poco desalentadora, dentro de los términos sociales, porque es tu futuro en potencia, y a pesar que trates de considerarla una vida normal y choque con el imaginario de una vida ideal, no es lo que quieres vivir, pero, por afinidad, parece que fuera así.

viernes, 16 de febrero de 2007

Instantes en un extraño e innombrable sentir

Es aún temprano para lo que solía vivir en medidas temporales, mundialmente aceptadas y conocidas. Son las 3 y media de la mañana, hace varios días que no escribo. Ignoro qué día ha sido la última vez, pero esta vez trataré de describir en pocas palabras lo que es encontrarse en el estado en el que me encuentro en éstos momentos. Trataré por enésima vez el describir ésta sensación.

Seguramente debe tener un nombre que en mis incontables océanos de ignorancia no existe. Justo en éste instante, se han cumplido 31 horas sin dormir y la cercanía a esa tierra alfombrada de lirios acariciada por dedos de brisa decembrina que se entrecruzan por caminitos de tallos velludos que se asemejan a mi cama, lentamente desactivan aquello que en otros momentos llamo cuerpo, mientras que a esas misteriosas relaciones y pseudo-operaciones que se llevan a cabo en nosédónde, pero que debe ser en el cerebro, se vuelven cada vez más abstractas y aparentemente incomprensibles, pero en verdad todo es tan obvio por los olores emitidos por las imágenes, que los sonidos no tendrán necesidad de sonar para que sean escuchados o leídos, su sabor es inconfundible. Sabe como a hierro o mercurio al olerlo.

Alguna vez habrás tenido una sensación similar cuando llevas mucho tiempo sin dormir, tu cuerpo pida descanso, te niegues a ello, pero la carne pueda más a través de sus subterfugios y mañas que no oímos pero que sabemos que ahí están, recordándonos que somos animales y que la naturaleza siempre ganará, por mucho que la quieras vencer, siempre te engañará haciéndose dominada. Y en verdad, ha dormido y casi que inmovilizado tus extremidades. No las sientes sino cuando llegas a tener conciencia de ellas, de lo contrario, sólo existe lo que esté en actividad. Las digresiones es la forma propia de los pensamientos en éstos momentos. De repente algunas sombras te pasan por los lados, como me acaba de suceder al escribir las dieciocho palabras que acabas de leer anteriormente; no sabes qué mierda son, pero no importa, no sabes si estás dormido o despierto a ciencia cierta. De la misma manera, el reloj de pulso atraviesa maderas de escritorios y mesas de noche en que lo coloques. El castellano se ha vuelto un lenguaje tan ambiguo que comienzo a dudar de la escritura de muchas palabras, así mismo, sobre la coherencia y concordancia de todo ésto. Orden, sentido, significado, ¿hay algo aquí? A lo mejor un cierto placer que da el saber que mañana tienes clases, quieres dormir y a la vez no, porque quieres seguir incoherente y palpar la duda de tu ser un poco. Sabroso masoquismo momentáneo.

Así pasa vale, ¿nunca te ha pasao que te has sentío así?

(no soporto el peso de mi humanidad, me espera la playa)

sábado, 3 de febrero de 2007

Olaya, 13 de Junio, Pozón, Centro

Esa era la ruta que recorría el bus que en junio de 1993 me atropelló, dejándome en coma por 3 días, una semana aburrida en cuidados intensivos del Hospital Universitario de Cartagena (hoy reabierto y reestructuración: Hospital Universitario del Caribe) y 3 más en una habitación normal, para el gran total de un mes entonces. A decir verdad, las cifras no me las sé con fidelidad, porque hasta el sol de esta mañana, han pasado casi 14 años desde aquél día. El viejo mío tampoco se las sabe porque es de mala memoria (esa vaina como que es de familia) así que quienes pueden darme los datos veraces, con horas, minutos y segundos, son la vieja mía y mi abuela o mi tía, algunos de mis tíos de pronto, porque mi hermano nacería en diciembre de ese mismo año.

Cuentan las leyendas (porque no me acuerdo de nada previo al despertar en la camilla) que un día, en la casa-finca de mis abuelos, me encontraba yo jugando en los palos (árboles) de ciruela y mango, cuando de repente aparece uno de mis amigos más cercanos en ese entonces: Johnatan, de quién no gustaban mucho en la casa por tratarse de alguien unos pares de años mayor que yo y por el rumor de su homosexualidad, bueno, todos los demás le pasaban mamando gallo por eso y mi abuelo le veía ciertas "caídas" según le escuchaba hablar a mi abuela. A mí no me importaba si Johnatan era marica o no, todavía poco me importa, pero en ese tiempo no entendía el término, así que imagínense a un niño como yo preguntando por esos días: "Johnatan, verdá que tú ere' hormo, homro, hornosersual, hormosexual, hornosensual?". Nunca me contestaba o se echaba a reír y me trataba de corregir, pero ajá, me imaginaba que era algo como una religión o algo así como de otra raza. Continuando con las leyendas, éste llegó donde yo estaba con Harold y Jaider (ya, no sé escribir esos nombres árabes), creo que el Jaider no estaba ahí según la historia, pero bueno, estábamos comiendo ciruelas y viendo para armar la casita (de ésto trataré de hacer un Bonus Track algún día) o el secuestro de muñecas (generalmente, a las que les faltaban un ojo o no tenían ropa, eran las más propensas por ser las más queridas por las niñas por aquella época), cuando mi abuelo ha llamado a Johnatán y éste va, y, según una corriente, éste me dijo a mí "acompáñame hey", y según otra corriente legendaria yo me le dui atrás para ver qué quería mi abuelo, ambas concuerdan en que Harold dijo "ñerda, ya está el viejo Víctor jodiendo, Johnatan, ves rápido pa' ve después qué hacemo". Cuando llegamos donde mi abuelo, éste le pidió el favor a Johnatan, que le fuera a comprar un paquete de cigarrillos al frente de la casa, cruzando la carretera, donde la vieja Norma, pero que antes llegara donde el Toto, cruzando otra calle, para que viera si Ricardo, un tío, andaba por allá, porque había que hacer no sé qué cosa con unas morrocollas, otras fuentes dicen que se trataba era del armadillo, pero otras de unos palos de tamarindo. No afectan mucho estos pequeños detalles en el resto de la historia porque no cambiaron de forma determinante el destino, pero ajá, para decir algo más :D

El Toto era el papá de Johnatan, una persona bastante cálida y amable, era como otro abuelo en ese entonces, se la pasaba siempre haciendo algo y enseñándole algo a los hijos, era un retirado de la Armada. El otro viejo, no tan bonachón, mi abuelo, no quería que yo fuera con Johnatan a hacer el mandao, pero yo seguí insistiendo hasta que mi abuelo por fin cedió de mala gana, bajo la condición que Johnatan me cruzara llevado de la mano.

Salímos de la casa agarrados de mano porque Johnatan estaba asustado por el genio de mi abuelo, yo me quería soltar pero no podía, las diferencias de edades tuvieron su presencia ahí. Según las variadas versiones, yo saltaba como un mico para soltarme y andaba amenazando de pelea a Harold y Jaider que me andaban vacilando por andar "agarraíto" de la mano con el otro, yo le decía "hornosexual suelta hombe, pareces marica, pilas que quiero cogé ciruelas y clavarme a los otros hornosexuales", todos se reían con mis comentarios, así como lo estoy haciendo yo ahora mismo al leer lo que escribo y acordarme de cómo me relataban las leyendas del incidente que conmovió al barrio. cuando me pude soltar del "hornosexual" del Johnatan, me puse a analizar las patinetas de balineras del Javier, Liliana y Kelly. Bajarían la pendiente de la calle que entraba al barrio, como siempre, pero ese era mi deporte favorito, seguido de montar bicicleta y kickball, después seguían otros como bate 'e tapita, béisbol y bolita-uñita. Por lo que me contaron, la Manguera 'e bombero (sobre nombre de Liliana por lo que era flaca) me echó de por ahí porque no gustaba de mí, Javier tampoco porque siempre les traía problemas con Raymundo, un tío que siempre estaba en todos lados y se daba cuenta de las sinvergüenzuras de la patineta, más en la casa por la cantidad de raspones. Otro testigo (?) dice que yo fui a joder nada con las patinetas y que Johnatan me agarró en seguida para cruzar la carretera conmigo. Casi todas concuerdan en que yo el Mono (antiguo apodo basado en haber tenido el pelo rubio) atravesé la carretera con el Johnatan, pasó un bus y me atropelló. Casi todas, porque la vieja Ana María dice que el bus me llevó desde la carretera al mismo pretil, no sé porqué cada vez que pienso en eso me remonto a la primera vez que la oí contar eso, que me imaginé el bus como a 120 Km/h, quiso frenar, perdió el control y podía verle la expresión de terror en el rostro, intentó de todas formas detenerse en vano, dió un brinco y 2 vueltas en el aire con el motor envuelto en llamas, cae al suelo y me da del lado lateral hasta quedar inconsciente. Claro, por eso era que no me había quemado, era mi deducción. Eso es lo malo de leer y escuchar muchos cuentos en la infancia.

Ahora continúa la parte de la historia en que pocos narradores se ponen de acuerdo: el choque. Para algunos, yo crucé normal, agarrado de la mano con Johnatan, el bus venía más o menos rápido, yo no lo vi, Johnatan me soltó del susto y cuando voltié a verlo, ya era muy tarde: el bus me había atropellado con la costilla. Para otros, yo crucé con Johnatan sin estar agarrado de la mano con él y después el bus me llevó por andar descuidado. Unos dicen que Johnatan me llevaba de la mano y ninguno de los dos nos dimos cuenta del bus hasta que Johnatan cuando percibió que se acercaba algo me soltó y corrió hacia el otro lado de la calle, yo quedé como un marica en la mitad y pasó el bus. En fin, ese es el gran enrredo, porque Johnatan dice que no se acuerda mucho de eso por el mismo miedo de verme muerto, como todos me suponían, ahí mismo. Ahora, dicen que Johnatan se desmayó, nadie dice nada en relación a eso, pero lo siguiente sería ya en lo que todos están de acuerdo, cuando el chofer me cargó y me montó en el bus, que no llevaba sino unos cuantos pasajeros que inmediatamente se bajaron, el chofer encargó al cobrador a montar en otro bus de la misma ruta a los pocos pasajeros que se embarcaron en uno que venía atrás, de un amigo de él, mientras empezó el recorrido. Primero llegamos al FIRE, donde el señor me dejó en cuidados intensivos, me mantuvieron estable por momentos para después trasladarme a la Clínica Madre Bernarda, donde tampoco habían los elementos en esa época. El FIRE es un centro para epilépticos y otro tipo de cuestiones neurológicas, pero al menos evitó que empeorara, como me contó una enfermera semanas después. En la Madre Bernarda, el chofer se encaramó en otra ambulancia conmigo y otros auxiliares, directo para el Hospital Universitario, que era el más dotado de la ciudad. Mientras íbamos camino al Universitario, en el otro extremo, el viejo Víctor se estaba muriendo de la angustia, todos en el barrio estaban al lado de la carretera comentando el acontecimiento, mirando la carretera y los buses mientras charlaban, mi abuelo se recriminaba el haberme dejado ir a acompañar a Johnatan, se quería suicidar, pensaba únicamente en el momento que llegaran mis papás, en lo que le iba a decir a mi abuela, y en las palabras de sus hijos como "¿papá, por qué lo dejaste salir?" y "viejo, mataste al pelao".Seguramente ha tenido que ser horrible estar allí, en su lugar. Cerca de allí, el Doctor Fandiño, neurocijano y director del FIRE, se enteró de quién era el niño que habían mandado para la Madre Bernarda, era el hijo de su colega: mi papá. En la Madre Bernarda, pegaron el grito en el cielo por tratarse del hijo de un médico bastante querido ahí: mi papá de nuevo. Se lamentaban que tanto él ni ella estuvieran al tanto de la situación en esos instantes, sólo habían pasado 30 minutos cuando ya mi papá me esperaba en el Universitario, donde estaba dando clases. Cuando se enteraron dónde me habían encarcelado, familiares de este mundo y del otro llegaron allá, y vecinos también. Mi tía Mercedes estremeció a Johnatan con tal impotencia que le decía "tú hijueputa, tú mataste a mi sobrino", nojoda, si yo me hubiera desprendido del cuerpo por esa vaina del cordón de plata y el viaje astral, y hubiera tenido la oportunidad de ver ese show, estuviera cagándome de la risa más que ahora, sólo recordando; después esa zarandeada, la cogió con el Larry (QEPD), quién sólo me traía una sopa porque pensaba que no era nada grave y se acordó de un día que hicimos un sancocho -uno de Angeles Somos- en el que recolectamos un poco de ingredientes y me quedaron gustando las sopas saladas. Después que se tranquilizó, vino la estremecida de mi mamá y mi abuela para con éstos, ninguno más de los pelaos fue tan marica de ir ese día y llevar del bulto ¿por qué nadie presentía que moriría y que reviviría otra vez como Kenny ah?

Cuando abro los ojos, veo un montón de personas en una ventana viéndome, como si yo fuera una mascota o un experimento, presentía lo peor, que todo era una conspiración de los extraterrestres de V, la batalla final, película no había dejado dormir en años, desde el 90 y 91, que la estaban retransmitiendo, me imaginé que había sido obra de los dinosaurios que se ocultaban en las cuevas, haciéndonos creer que había evolucionado para después controlarnos cuando tuvieran la oportunidad, después comprendí que sólo había humanos y máquinas: sería transformado con ingertos de partes mecánicas, cibernéticas a la explosión en la que no recordaba que había estado, porque sentía todo el cuerpo adolorido, pero, ¿por qué tanta gente en la ventana observando? No los conocía a todos, además de que veía doble, todo eso me azaraba, comentarios como: "ay, ay, está abriendo los'ojo al fin", después entro mi mamá con un garfield de juguete que no recuerdo quién me había regalado. No dijo nada, pero nojoda, el garfield me había pueso a pensar más en mi futuro y en lo que había sucedido, deduje que sería entrenado para ser pirata, cuya profesión era una de las más valoradas, respetadas y anheladas por niños como yo, sólo era comparable a ser conductor de patinetas de balineras, explorador o conductor de carros de carrera, una profesión, una carrera, un proyecto de vida respetable. Yo presentía que en Cartagena no se habían acabado del todo las épocas en que habían batallas navales en las playas, los cañones hundiendo barcos, bandidos escapando con tesoros, mapas y todo lo demás que se siente en el olor de las calles del centro y cuando ves las murallas huecas por los ataques de los filibusteros y corsarios.

La gran decepción fue cuando mi mamá, con otros juguetes me decía "nene, me puedes decí algo?" y ajá, yo intentaba hablarle, pero no me salían las palabras, estaba con unas sondas que me llevaban la comida al estómago. El aire, no sé cómo intenté tomar aire con los pulmones vueltos nada. Bueno, la decepción empezaba cuando me dijo "hijo, te atropelló un bus. Quédate quieto, no hundas ningún botón ni muevas nada, que ya te vas a recuperar". Refunfuñando como un perro y como mi abuelo, me dormí, para levantarme dos días después. A propósito de mi abuelo, el mismo día, el pobre viejo se había ido para el monte a esperar sería ya la muerte, no le dijo a nadie, para dónde iba ni hablo más con nadie; se perdió por dos días, hasta que al fin lo localizaron en la finca, barbón y ojeroso, preguntando por mí, y cuando le dijeron que estaba delicado y que todavía no me había levantado, dejó caer el pocillo de tinto que tenía en las manos y se fue a ver unos gallos que jodían en el corral sin responder nada. Así duraría 2 meses, hasta cuando se encontraría conmigo en la finca y regresaría a la casa de nuevo con nosotros.

El marica del Larry seguía llegando todos los días, Johnatan también, a llevarme sopa que después me la metían por la sonda esa, pero eso no evitaba que los estremecieran a ambos como muñecos viejos, así como los del 31. Seguían llegando regalos y personajes que estimaban mucho a mis papás, por aquello de ser uno algo como su prolongación, entonces, muchos diálogos iniciaban en "¿cómo es que se llama el pelaito?".

Los días iban pasando y me iba poniendo de mal genio, sólo deseaba dos cosas: salir de ahí y recibir más regalos. Era un verdadero castigo, me preguntaba el porqué, por qué yo, por qué era precisamente yo el que tenía que estar ahí encerrado dañándome todas las vacaciones, por qué yo tenía que comer esa comida tan fea, ¿por qué? Recuerdo la oración que hice una vez por la cualme gané el sobre nombre del ateito, con una monja, acostado y todavía emparapetado ya en otra habitación, recé: "Dios mío, si tú me quiere', y si soy tu veddadero hijo, haz que sadga pronto de esta miedda, es una porquería, tienes que probar la comida. No seas tan hijueputa, vo'a terminá creyendo que eres malo y que no existes, si de verdá existes, manda un rayo ahora mismo que me saque de aquí, como los de los OVNIS"; una monja que estaba relativamente cerca, escuchó mi "duda divina", se alteró, y empezó a hablarme de todo, después pensé: "Dios, me la sigues montando, esa es mala, así no se vale, no juego más, me salgo, eso es por decirte hijueputa, es que eres ardío". Dios, como siempre, nunca me contesta, de hecho, ninguno de los dioses lo hace, pero el secreto fue cerrar los ojos, imaginar que es tronco de cuento el que me echa y ya, dormir varios días. "¡Niño, no te me duermas!", eran las frases que la monja disparaba a la par de un chasquido de dedos, para que yo le contestara: "nombe nada madre, estoy es descansando los ojos, usté sabe que del accidente no puedo hablar ni ve' mucho". La hermana me convenció con la promesa de una gorra al salir de ese laberinto.

Un día sí amanecí con bastante rabia, porque me levantó el sentirme ahogado por una cantidad de sondas que me las saqué de un halón, con vómito incluido. Larry no me llevó más sopas porque pensaba que ya no me gustaban, y bueno, se acercaban el día de la salida. Unos cinco días más o menos antes de que me dieran de alta, mientras leía unos cuentecitos que aún guardo, sonaba el teléfono, no dejó de sonar por más de media hora, no invento, porque estaban dando en la televisión nacional King Kong, se acabó la última parte de la película y todavía timbraba. Tenía suficiente con esa porquería de programación para ahora mamarme el teléfono. Me solté la aguja del suero, me paré no sé ni cómo y contesté, hablando de medio lado, cosa que tampoco entendía. Era mi papá, quien me dijo "pensaba que te habías muerto, ¿por qué no contestabas?". Me dió más rabia porque pensaba que era algo en verdad importante y me senté en un sofá a taparme la sangre que salía del hueco de la aguja y llegó mi papá con mi mamá a explicarme todo bien. No entendía lo de la boca, y lo de la vista doble, sobre todo lo del aire, por qué no respiraba normal, y el aparato del cuello. En total, fue una fisura en el axis y no me acuerdo qué otra de las primeras vértebras de la columna, los pulmones llenos de flema, raspaduras en la cabeza y el resto del cuerpo, el ojo bizco por el golpe en la cabeza y una parte del músculo trapecio atrofiada, ah y por el mismo cuento del ojo bizco, la boca torcida, como si estuviera muerta, la "lengua pegada". Y solo los huesos ligados al cuero saben cuántos kilos bajé.


El vacile fue a la salida. Ya partía en dos al cilindro que me ponían a soplar para tener una idea de cómo estaba el asunto de los pulmones, no me aguijoneaban a diario y me habían dado un parche de visión en 2-D, para mejorar al otro bizco, al ojito de las sinvergüenzuras. Mi nuevo sobrenombre sería el Pirata, pero bien, la sacada de ese laberinto hasta la puerta fue en silla de ruedas, "¿no me la puedo llevá pa' la casa? Hey venga, pa' bajá la loma'e la calle'l barrio; ah y ve ve, pa'l colegio". Pareciera que todos estuvieran en mi contra, a favor de mi infelicidad, ya he contado aquí la cantidad de decepciones que tuve, ahora ésta, otra más y me hubiera ido de la casa a buscar mejor vida.

Al llegar, la cantidad de curiosos era extraña, porque no venía encajonao, o sea, en ataúd. Cuando pude saborear las sopas de la casa y otras comidas blandas como puré de yuca y papa, recordé lo que era comida, la gran pregunta era entonces ¿qué carajo era lo que comía antes? Quién sabe, pero comida no era. En el pasar de los días, licuaba las sopas con todo y carne, pescado y demás, llegaba una fisioterapeuta que me ayudaba con ciertos movimientos de los que había perdido habilidad, de la misma manera, empecé a practicar -según yo- boxeo, para distraerme y no salir de la casa, utilizando elementos caseros y hallados en los espacios recónditos de la casa, esos esquineros paraísos arácnidos, los rincones empolvados, de ahí fue que armé la mini-lona, una tula militar que era de un tío, la cabuya que quité de la hamaca y unos guantes de fútbol regalados; no sólo fue por razones médicas esto, sino que estaba perdiendo average para el juego de la pila en el colegio, había que salir ileso sea como sea. Después sería la natación, pero eso se sale del límite de éste escrito. Siempre andaba con hambre, parecía como si no hubiera comido en un mes, hambre vieja, como somalí, era una de las mejores partes, porque me iba con dos bolsos al colegio, el de los libros y el otro maletín lleno de las maldades que me hacían en la casa: plátano en tentación, yuca sancochada con suero, chocolates, arepas de dulce, queso y carne, chocolates (¿ya los mecioné?), merengues, salchichas, panes de mantequilla, carne molida, atún y sardinas, entre otros manjares de la infancia que si sigo recordando, me cortaré del filo; es que no era sólo eso, sino también la plata de la cosita, que bien si quedaba fallo, con hambre, me la gastaba en la tienda, bien me las gastaba en bolitas uñitas, calcomanías para el album o cartilla del momento y demás vainas que te llaman la atención cuando pelao. En la casa quedaron como traumatizados por el episodio del bus, es probable que haya tomado esa ruta varias veces, con el mismo conductor, y ni me haya dado cuenta, nunca lo conocí, pero iba frecuentemente los días en que andaba por cuidados intensivos a ver si necesitaba algo y cómo estaba, del resto, se encargó él. Mi abuela me contaba que el tipo estaba con los ojos aguados esperando noticias del médico, nunca hablaba y su familia iba a veces a hacerle compañía y traerle comida, y que cada vez que pasaba por el frente de mi tía Mercedes, ésta lo repellaba y le decía que lo mandaría a la cárcel por 200 años; esos instantes han tenido que ser para grabarlos, publicaría algunos fragmentos en You Tube, cosa de compartir esas cagadas de risa con el resto del planeta, sería un 5 estrellas enseguida. Por esa especie de trauma que dije rondaba la casa por esos días, mis salidas eran limitadas, además que siempre me sentía fatigado. En la primera ocasión que pude encontrarme con todos los que andaba, empezaron a preguntarme sobre lo sucedido, y yo les respondí "nojoda, eso vengo a preguntadles, no me acueddo de na", ese fue el momento que dió inico a la variedad de leyendas que hoy día trato de articular para exponerla aquí. Cuando Katerine se me acercó, recuerdo que el Chino le dijo: "bueno y tú no y que era' lesviviana? Eso es malo pa' ustedes así". Inmediatamente el ojo que tenía destapado se abrió y agregué: "¿eso es lo mismo que hornosensual como el Johnatan? ¿Cóm'así? Me tienen es cabriao con esa maricá de los horno', too podque son de diferente' madca".

Lo de mi abuelo fue cosa aparte, porque no me enteraría de por qué no estaba en la casa sino seis años después, en el '99, que no sé cómo llegó el tema a la conversación y mi abuela me ratificó eso. Después comprendería el día en que fuimos al monte y lo encontré allá, luego de tres meses sin verlo desde el accidente, cuando me cargó y me abrazó, e, inexplicablemente en el instante, tenía los ojos húmedos, preguntándole me contestó que era por la arena de la brisa.

---------------------------------------------------
Fotos
1. Pelando los dientes como un perro rabioso, 3 meses después del accidente. Los estaba mudando de forma masiva. Ya para esa época las salidas eran como antes (véanse los bollitos en el cuello del bochinche y el cuento).
2. Un mes y medio más tarde. Convertirse temporalmente tuvo sus privilegios (ver gorra, no pantaloneta noventera de colores fulminantes).
3. Un mes después. Campeón de la categoría junior en el torneo de fisiculturismo Mr. Playa.
4. Gimnasio boxístico distrital Niño de hierro (véase el tatuaje de presidiario Bazooka Joe Bubble Gum en el brazo, resaltando el encarcelamiento sufrido y su significación existencial).
Lástima que perdí las fotos que les había tomado a todos bajando la loma de la calle en las patinetas de balineras. Pero ajá, hay otras que tengo que escanear, apenas van 289 de 14642 que he contabilizado, en papel fotográfico, la digitalización es cosa seria.

Memoria


Para nadie que me conozca es un misterio mi pésima memoria. Mucho menos para mí, que he quedado asombrado de los alcances de esta falencia. Fue hace dos semanas, que iba en un taxi con el viejo de regreso acá a la casa, veníamos de donde mi prima Rossana, cuando de repente, me doy cuenta en mitad de camino que era el mismo taxista que nos había traído el día anterior, sin embargo, para mí no era el día anterior, sino 'días pasados', o como uno comúnmente responde para designar un tiempo cualquiera: 'aquél día' Entre el conductor y mi papá rearmaron la cronología de varias acciones que había realizado el día anterior, con otros acontecimientos, a medida que yo les hacía preguntas que me sirvieran de pistas para recrear mi regla del tiempo transcurrido. Al final, un mínimo recuerdo, una diminuta pieza como el cordón de uno de mis zapatos, que se había enredado con la puerta y el perro, fue lo que me hizo completar ese rompecabezas de recuerditos por aquí y por allá. Y pensar que algo tan insignificante terminaría siendo útil. Precisamente ahí es donde a veces pienso que está el meollo del cuento: en la valoración de los sucesos, y creo que es el eje central de este escrito.

Hoy en día, muchas cosas han cambiado de cómo las hemos venido conociendo, de momentos pienso que se ha derrumbado un tradicionalismo heredado de la Edad Media y otras épocas anteriores. Un tipito ahí decía que la única diferencia entre la Edad Moderna y la Media eran las revoluciones industriales, y que el resto, se daba a causa de ésto; en el caso de la Moderna y la Contemporánea ocurre algo similar y las potencias dejan de llamarse imperios para quedarse con el resto de su denominación. Para mí ésto es algo un poco radical, porque si bien las revoluciones industriales es la expresión más notable por, obviamente, ser lo más tangible, las otras revoluciones y cambios fueron más influyentes. Es como si por éstos días todo se hubiera tergiversado no sé hacia dónde, probablemente hacia lo que por éstos días significa "memorable" (más adelante) y cuasi-inmutable, y si es de admirar lo que llamo cuasi-inmutable, sería para admirar precisamente sus propiedades de mutabilidad. [Es un viaje esa vaina. Estoy aquí sentado con una pata sobre la silla, recostado, mirando las cosas del cuarto y escribiendo así como ideas al azar salchichón, ideas que intento articular, son viejas de estar jodiendo en mi espacio craneal, pero ajá, sigamoe en el viaje.] ¿En qué estábamos? Nojoda, me toca mirar arriba, eso es lo malo de darse pequeños brakes y dejar volar un poco la imaginación para más allá de la especulación. Te decía que, nojoda, voy a meter ese parrafito en unas llaves, me tienen azarao. Listo, ahora sí podrás concentrarte más en seguir el hilo de este carruso. Te decía que en éstos días todo cambia más rápido que antes, y nos damos cuenta cada vez más que la convencionalidad de los conceptos, es decir, el modo de hacer las vainas, se vuelve más plural. Cosmovisiones, creencias, todos esos elementos típicos de la expresión humana queda en un lugar sin representación. Al final llegamos a lo mismo: a la conclusión de que no hay verdades absolutas en este planeta respecto a las creencias, formas de vivir la vida, y otros tópicos. Gracias a la globalización nos damos cuenta de eso, el otro yo, los otros yo y sus vidas. Siendo "primates dominantes" y autoconsiderados en la cima de la evolución, no era de extrañarse apariciones de xenófobos, chauvinistas, etnocentristas, regionalistas, bla, bla, bla, bla, de eso en especial hablaré otro día, pero no parece más que en el fondo que miedo a lo desconocido, temor, y complejos de superioridad, omnipotencia, etc. Quién sea superior o mejor que quién, es de lo que hablaré otro día, pero son criterios que no me gustan usar, y que otro día (más lejano que el primero) intentaré explicar según mis creencias y otros pensamientos, ya sabes, bla, bla, bla. Lo que sí es cierto es lo influente que pueda ser una cultura sobre la otra, otra es el intento (o el hecho) de dominación (implícita o explícitamente, abiertamente o no...) de una sobre la otra, aunque, entre otras paradojas, también vemos el deseo de igualación vía emulación de una por la otra, probablemente atraída por el éxito de su homóloga y quizá por la falta de autoreconocimiento, valoración y aceptación por los individuos que la componen.

En fin, sea lo que sea, no soy psicológo ni sociólogo, son sólo un poco de disertaciones ahí que realizo a toda hora y en cualquier momento, sin embargo no son las únicas, pero sí me ayudan a lo que quiero llegar.

Fíjate un poco en los tiempos de hoy, porque no voy a hablar de eso ahora, eche, no quiero extenderme más (ya casi están listos los espaguetis), bien, quiero que te des cuenta por lo menos en las vías, las de más uso y tránsito, digamos las que están de moda, ajá, sí, porque uno no sabe, quizá en un par de años sean otras, bueno, si pasas hoy por ahí notarás que es diferente a cómo estaba la vez anterior que pasaste y será diferente la próxima, no importa cuántos segundos transcurran; una construcción, mantenimiento, publicidad, etc. algo hay que varía el cuadro anterior que te figuraste la vez pasada ¿si pillas? La utilidad de nuestra memoria en este caso es casi que nula; guardamos información la mayoría de las veces para que nos sea útil en una situación determinada, el mapa que nos dice que después de la calle tal viene una transversal tal, la longitud de la avenida, y bueno, también el local de puertas amarillas, la acacia de la esquina, y así, guías que facilitan nuestros objetivos. Siendo ésto almacenamiento de la información y para no enfrascarnos con ese ejemplo y que pienses que hablo espexíficamente de la memoria como herramienta en la ubicación espacial, también te recuerdo otro tipo de información: las modas y promociones ¿quién se acuerda de la promoción de pescao ayer en el mercao? ¿Quién se acuerda de la moda de las visceras hacia arriba? Nadie, a menos que tengan una temporalidad regularmente extensa, y/o que tengan bastante acogida popular. Ásí también otros datos: hoy las noticias te pueden decir una cosa, ayer te dijeron otras y mañana te meterán otra. Hoy manda Bush, mañana Ing Ho, pasado Chirac... Tiene que ver con las culturas y las sociedades que hablaba allá arriba, pero hoy nos parece que tenemos que encaminarnos hacia otros horizontes, todo ha cambiado abruptamente (su misma velocidad de cambio) y seguirá así, cambiando día tras días cada vez más rápido o no, pero todo parece a que será hacia la última. Todo ha sido y es tan rápido que ni nos damos cuenta, no hay tiempo para nada, ni siquiera para guardar o retener momentos porque todos hacen parte del movimiento que llevará a un fin. Es como me decía un samario "la gracia no es que tú llegues, porque tú llegas y ya, no pasa nada, llegaste y te toca devolvete, la gracia es gozate el viaje, el trayecto, el recorrío'", con esas palabras se puede resumir todo, aún así, seré más explícito (...). Estar constantemente en movimiento, de una forma casi que mecánica, algo tan funcional, ¿para qué?, ¿cuál es el objetivo?, ¿qué es? Teniendo en cuenta el consumismo que hoy día nos conduce, no es sino plata y goce, un goce placentero que es obtenido a través de medios materiales, consumo hey, consumo, no es más que eso, fiestas (ron, ropa, música, y demás = $), posición socioeconómica ($), una imagen que debes tener y proyectar ($), unos cuantos valores de la larga lista que en ésta época coordina nuestro ser, los demás también están llenos de superficialidades que no las entiendo ¿qué pasa cuando las relaciones´van más allá que de la superfcialidad y apariencia (ajá, la hipocrecía)? Hay un desencanto casi siempre, o no hay entendimiento, desilución y tal. Olvidarnos de todo y concentrarnos en el otro todo es una inversión de papeles; dejas de considerar al otro como una persona para verlo como un medio, el resto es protocolario; le sonríes, le haces mala cara, etc. Lo que importa es que llegues a donde se concentra la mayoría de la población occidental: a esos imaginarios, tú sabes, posición (o sea, ser alguien, luego entonces, no tienes posición y no eres alguien, o sea, no existes, tu vida no tiene valor), lujos, o una casa sencilla, el amor de tu vida, poder, ser querido y respetado por todos, etc., repito que la lista es larga y tú lo sabes bien.
La costumbre de subvalorar los eventos que presenciamos hoy en día por su poca utilidad en el mañana, parece ser parte de todos nuestros momentos, como un estilo de vida, una forma de vivir la vida, esto es tan cotidiano que nos puede llegar a distinguir como parte ya de nuestra personalidad, es tan jodida la vaina que sin darnos cuenta tomamos esta medida y luego ya simplemente actuamos memorizando lo que muchas veces ni deseamos pero "necesitamos", llega a ser algo de lo que no somos conscientes, y a veces estamos tan enamorados de las materialidades de esos ideales populares que al detenernos por un momento ahí, ni siquiera nos importa. Descaradamente no nos importa, ni porque estén en relación con personas que con el tiempo vas conociendo menos, pero no obstante, están con el rótulo de "cercanas". Ya quién sabe de qué, tendrías que vivir geográficamente cerca a ellas.

Archivamos entonces, bajo éstos estatutos, información que nos hará llegar a eso que sale en las películas, y a eso mismo que también la gente considera inalcanzable, pero que es sinónimo de tranquilidad y comodidad, y por qué no, felicidad: el tesoro que todos buscan.

Por otro lado, archivamos también información que no nos es realmente útil, dado el caso que lo fuera, estaría ligada con la evocación de sentimientos. La máquina biológica puede sentir, oooh. aaaah, pero el almacenamiento de éstos tipos de datos es usualmente más accidental, debido a aquella cuestión de la privatización de la vida que hace a la memoria una zona cerebral menos accesible a los demás, igual, que tengan menos cabida en ella. Esperemos que con la nueva epidema social del siglo veintiuno: la soledad, la gente reconsidere a la gente. Gracias privatización de la vida, salvarás el día en 10 años.

Después de haberme tragado más o menos 1/4 de kilogramo en espaguetis con un poco de vainas que vi en la nevera y en la despensa, puedo decir que yo no me escapo de esas personas que se les vuelve o se le está volviendo más que una costumbre el olvido. En gran parte, esa constituye una de las razones fundamentales de este blog: recordar.

Ejercitar mi memoria corrupta de esa nueva ola de mierda, según lo que he leído, hará que mi mente se mantenga más fresca y activa. Y bueno, eso espero hijueputa, porque quiero acordarme a los 90 años (si es que llego) de cuándo nos pasó la de Porky's sin tener que remitirme a esta vaina (si es que existirá) para recordar esa cagá. De todas maneras, no iba a escribir un diario, un blog puede ser más entretenido por lo que sirve en el ejercicio de la redacción, con los comentarios, puedo tener una idea externa.

Descarto que mi mala memoria sea, por cosecuente, algún pruducto de deficiencia cerebral. Aunque bueno, uno no sabe...

Poseidón, Changó, Buda, Alá, Yahvé, Vishnu, Zeus, yo, Shiva, y los demás quieran que no se vuelvan a repetir (menos que les pasen a uds) incidentes conversacionales como estos:

*
Alguien determinado: Ajá, ¿cómo estás? Rato sin verte.
yo: Ehm... Sí, todo bien, rato sin vedte también, Rosa (en mala hora se me da por decir nombres). ¿Cómo tú estás?
Alguien determinado: Todo bien, pero, ¿cuál Rosa? Yo no soy Rosa, ya estás hablando locuras de nuevo.
yo: Hey, disculpa Mary, es que me enredo.
Alguien determinado: Nojoda, qué María ni qué na, estás fumao, no te acueddas ni cómo me llamo.
yo: Nombe nada, no digas eso, Carmen
Alguien determinado: Daaa, otra más y no me digas más na. Soy Luisa** ¡eche!
yo: Claro que sé quién eres, eche, ¿tú eres marica? Te estaba mamando gallo, nojoda, Luisa, me extraña.
Alguien determinado: Más te vale, porque ya me iba a ir, ¿qué tal si no te saludara todos los días ah?
yo: Nojoda sí, es que en esa clase no conozco a nadie, pero ajá, tú sabes que yo salúo a todo el mundo que me salude, porque a veces no me acueddo y paso tronco de penas, en las calles también es lo mismo, gente que se acuerda de mí y yo nada, quisiera acoddame de toos.
Alguien determinado: Ay, ¡idiota! Justo como ahora, porque yo ni siquiera doy clases contigo
.

------------------------------------------------------------
* Basado en hechos de la vida real
** Los nombres han sido cambiados y puestos de manera aleatoria para evitar líos. Cualquier coincidencia con los nombres y la situación, créeme que no eres tú, es sólo un ejemplo de los tantos sucedidos con diversas personas.

miércoles, 31 de enero de 2007

Chao enero

Dentro del conjunto de reflexiones aquí escritas, no se me podía escapar un comentario sobre enero, ese mes que inicia el año, el mes al que casi todos le tienen reservado ciertas expectativas por tratarse del comienzo de año, las esperanzas de cambio, prosperidad y otros deseos del 31 de diciembre están aún vivas. Ahora, por otro lado, está otro de los millones de sentidos que puede tener esta organización de 4 semanas y 31 días a la que llamamos enero: la que fastidia y recuerda la repetición de eventos, como entrar a clases, despedida de vacaciones, otra vez el trabajo, las desilusiones del no cumplimiento de las aspiraciones que ambicionábamos este año, el pasado, y otros más. El cambio de año está regido simplemente por milésimas de segundos y minutos en su compilación. Del 2006 al 2007, del 31 de diciembre al 1 de enero hay sólo esa separación, que en sí, es imaginaria. La tierra recorrerá nuevamente el camino que llamamos traslación. Es sólo otro día más. Sí. Pero el valor que le podemos dar va más allá de eso, es algo subjetivo que varía en cada quien. Ya lo hemos dicho.

Yo no soy la excepción, aunque, debo decir que gran parte del tiempo, entre navidad y año nuevo, febrero, enero y abril y los demás, me parecen bastante repetitivos (más en esta región tropical que sólo hay épocas de lluvias y de sol, veranillos y brisas), los tiempos de invierno y verano es lo único que me hace diferenciarlos y claro, otras mañas de la naturaleza, como la temporada de mangos, ciruelas, etc. Bien les doy a los meses un significado subjetivo también, no todo el tiempo, ni algo que me ocupe la mente y mis actividades, mis planificaciones y todo eso, no, pero debo decir que este enero ha empezado muy bien y por lo tanto, estoy algo optimista con el año. Desconozco porqué así sea, pero tal vez se deba a la costumbre de generalizar y definir a partir de una sola muestra (ya sabes, ves muchos negros en Africa, entonces crees que en Africa hay puros negros, pero todos sabemos que hay árabes en el norte, en el este, y minorías de blancos también), o quién sabe, a lo mejor por la organización estimada para el resto del año que yo y la ciudad tenemos.

Te voy a explicar porqué me ha simpatizao este mes. Primero que todo, estuve con algunos de mis familiares que no viven por acá, son de los más cercanos a mí y no nos vemos frecuentemente, eso me alegró, más por cómo la pasamos juntos, yendo a la playa, yo haciendo experimentos en la cocina, visitando lugares y todo lo demás que hacen familias unidas, aunque bueno, otra gran porción anda en otros lugares y otra andan de pelea, pero no me puedo quejar. Conseguí un trabajo temporal! -Sí, créelo-, por lo menos tuve algo en el bolsillo diferente a botones, bolitas de naftalina y polillas; fue uno de los más aburridos en los que he estado, pero bueno, todo sea por el dinero. Salí mucho en todos estos días, estuve en el Hay Festival oyendo buenas conferencias, así fuera que por haber entrado como estudiante, me mandaran al culo de la mula en el evento, pero bueno, en otras ocasiones pude colarme al VIP sin pagar un peso, eso me hacía gozar de privilegios a los que el resto de mortales no podía acceder; asistí a otros eventos de música, me encontré con varios amigos que hacía mucho no veía, viajé por aquí cerca, la seguridad en la ciudad estuvo al principio como hace un par de años, la gente andaba alegre y siempre en fiesta, todos festejan por el éxito en la producción de los eventos y por los que vendrán en el resto del año. Cartagena se ha vuelto la Atenas del Caribe con la cantidad de eventos académicos que tiene para este año, también en la capital caribeña de la música electrónica. Están previstos para noviembre los festivales de música caribeña y africana que hace media década no se realizan por la grandiosa idea de no sé quién paramuno a llevarlo a Bogotá, pero bueno, no importa, Africa está es acá y lo están recordando y nuevamente lo harán, por consiguiente, nos encontraremos con nuestros vecinos caribeños en esta nueva ejecución. Otra vez el equipo cartagenero tiene el título mundial de patinaje, y harán acá otro torneo internacional, que seguramente las pelás van a ganar. Tigres, antiguamente llamado Indios, el equipo de béisbol local es bicampeón de la serie nacional de béisbol, las empresas y entidades públicas están ratificando su apoyo al deporte más amado de los cartageneros viejos, o sea, hasta los que nacieron en los años 70's, y bueno, algunos más jóvenes como yo, pero no tanto como en un pasado, nadie sabe cómo se fue perdiendo esa pasión, pero hoy en día tratan de rescatarla, ya no nos cuestionaremos más el porqué de tantos estadios vacíos ubicados estratégicamente, ¡yo sabía que estaban ahí era por algo, por un pasao! Indios, ahora Tigres, fueron en un tiempo los mayores campeones por clubes en la serie del Caribe, con el de Kola Román, la rosca era entre los puertoriqueños, los venezolanos y los costeños, Barranquilla era buena, y se daban tremendos clásicos con Cartagena, pero Tigres es bicampeón ahora después de ganarle a los Caimanes. Pues sí, están viendo si rescatan eso y nuestros equipos se vuelven grandes de nuevo, a la gente de aquí le importa poco si se vuelven grandes o no, lo que les importa es que den un buen espectáculo, y yo, opino lo mismo; no fui a ningún partido de la serie, porque Tigres ganó los 4 primeros de los 7, y ya no había nada que hacer, era campeón, no conseguí boletas, pero lo vi por TeleCaribe, los jugadores costeños como el barranquillero Edgar Rentería y los cartageneros Jolbert y Orlando Cabrera fueron las estrellas y actualmente recorren el Caribe de equipo a equipo, por temporada, pero sus casas principales son los equipos estadounidenses, que todavía no han empezao. Así que al fin veremos otra vez béisbol del bueno en los estadios.

Eso es un breve resumen de las buenas, pero las que joden y perturban habían demorao mucho, Cartagena ha perdido su seguridad por la llegada del sicariato que en su mayoría, según los períodicos, proviene de los municipios de Antioquia (Medellín, Envigado...) y Cundinamarca (Bogotá, Sogamoso), y bueno, Valle del Cauca también (Cali, Palmira, Tuluá, Buenaventura). Es triste, porque esto no lo teníamos, y a esto se le ha sumado la cantidad de delincuentes jodiendo por ahí. Más aún, lo que más me perturba, es la situación social, humana, que hay en el trasfondo de esos acontecimientos. No la veo fácil. Ah, es de recalcar la excelente secretaria distrital que tenemos, comprometida y sincera con los suyos, tanto, que es capaz de tirarnos la plena: "hay cupos escolares, pero no hay plata para infraestructura, nos quedamos sin recursos por los juegos Centroamericanos y del Caribe, y con el dolor de nuestras almas, nos ha tocado cerrar nuestras propias escuelas porque no hay con qué mantenerlas y ni siquieran cumplen con los requisitos mínimos de funcionamiento". Bien por ella y por nosotros ¡Mira esa mierda!, los Centroamericanos le costaron 90 millones de dólares a la ciudad, de los que 50 sirvieron para las instalaciones y adecuanciones de escenarios que nos quedaron, pero ¿qué?, no es suficiente. Mantener por un año a las escuelas públicas distritales tiene un valor de 10 millones de dólares por año, siendo exagerado, porque la secretaria habló de 1200 millones de pesos, o sea, 500 mil dólares, pero ni siquiera hay 100 mil, porque el capital es de 12 millones de pesos, o sea, 5000 dólares. Qué cagada, pero así son las vainas.

En cuando a "yo", trato de no pensar mucho en eso, y seguir adelante con ciertos proyectos que tengo en mente, algunos en grupos, otros individuales, sea lo que sea, me ocuparé de realizarlos, publicar un blog para distraerme y ejercitar la redacción, la mente y la memoria es uno de ellos. Sólo espero que los demás meses sean tan buenos o mejores que este enero paradójico.